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miércoles, 16 de abril de 2025

POR EL CORAZÓN DE LA SIERRA DE GUARA (CRÓNICA)


 *sábado 12 de abril de 2025*


Tras un intento fallido en marzo de 2024 debido al mal tiempo, este año sí, pudimos realizar la bonita circular que saliendo de Rodellar asciende a la peña Ruaba, desciende hacia Nasarre, para volver por la GR1 de nuevo, al punto de partida.  Ruta con variados alicientes: ascensión a la peña, visita de un pueblo abandonado con iglesia románica restaurada, dolmen megalítico y cruce final del barranco del Mascún (cuyo significado parece ser, según Lucien Briet, "lugar habitado por espíritus").  Esta vez, el tiempo se apiada de nosotros y nos permite realizarla sin pasar ni excesivo frío ni calor, ni caernos durante la caminata una gota de agua.

Nueve integrantes de los clubes CAS y Nabaín fuimos los que después de una hora y tres cuartos de viaje por la carretera llena de curvas que une Boltaña con Rodellar, pasando por Arcusa y Colungo, nos plantamos en ese escondido y precioso pueblo de la Sierra de Guara.  A las 9:10 de la mañana partimos del aparcamiento municipal y descendemos algo más de 100 metros para alcanzar el cauce del Río Mascún y cruzarlo por el bonito puente d'as Crabas, o de Coda, como también se le conoce.  

Una vez cruzado el río, que presenta un caudal importante por las lluvias caídas en las semanas pasadas, empezamos a ascender, al principio con fuerte desnivel, hasta alcanzar el Llano de las Palomeras.  La subida, ahora algo más llevadera y llena de fósiles, continúa, para finalmente llegar a los 1000 metros de altitud y volver a descender hasta el collado de San Cristóbal.  Allí un cruce, ya en el barranco de Andrebod, nos indica la dirección hacia el Dolmen Losa Mora.  Más adelante y a la derecha del camino, lo vemos cubierto por una gran roca plana que nos hace pensar de qué forma podrían haber colocado allí nuestros ancestros semejante pedrusco.  Echando una mirada al norte se entiende el porqué de la localización del monumento megalítico que tenemos delante:  observamos parte de la muralla pirenaica y ¡¡la Peña Montañesa y Nabaín!!  


Después de las fotos pertinentes, echar un bocado y un trago, y de haberse cobijado bajo su techo uno de los participantes de la excursión para recibir, como dice él, "las fuerzas telúricas" de la naturaleza, continuamos camino hacia el esbarre a Sierra Lupera.  Otra nueva subida de 300 metros nos lleva a la cresta, que desemboca finalmente en Peña Ruaba (1466 m.).  Un buen rato de admiración del paisaje nos permite descansar de la subida.  Desde arriba podemos ver de nuevo de oeste a este, Peña Oroel, Peña Canciás, Montañesa, Nabaín, Cotiella, Turbón y más al norte los gigantescos picos aún nevados de los Pirineos.  Unos 1000 metros más abajo se aprecian también entre paredones impresionantes de roca, las pozas color turquesa del Alcanadre.  




Ante semejante espectáculo se nos expande el alma.  A partir de ahora todo será bajada hasta el ascenso final a Rodellar.  Pero antes nos queda, después de bajar 3 km desde la punta, visitar el pueblo abandonado de Nasarre y su iglesia románica de San Andrés, construida en el siglo XI y restaurada en 1997.  Nuestra curiosidad nos hace darnos unas vueltas por las casas espaldadas, algunas con piedras labradas en su dovela central (que nos determina el año de construcción y su dueño), entrar en la iglesia, admirar su ábside y subir al pequeño campanario.  Comemos y bebemos, tomando de postre el habitual chocolate con torta de nuestro amigo Chusé, y volvemos por la GR1, pasando por la fuente de Nasarre, este año con mucha agua (como casi todas).  





De nuevo pasamos por el barranco de Andrebod, repleto de abrigos y covachas, para acabar descalzándonos y cruzar el barranco del Mascún, que lejos de ser un problema caminar por sus heladas aguas, resulta reconfortante para nuestros pies.  Solo nos queda pasar por su caudalosa surgencia y acabar en la orilla que nos conduce al camino de subida final al pueblo.


Han sido algo más de 19 kilómetros de disfrute, sobre los 1000 m de desnivel y 9 horas de actividad, aunque con largas paradas (no se tenía prisa) que finalizaron en el bar de Florentino con unas cervezas de por medio.  En la pequeña tertulia que se formó disfrutando de la bebida, ya estábamos pensando en volver por aquí, para hacer otra circular recorriendo el Mascún en toda su longitud. Pero eso lo dejaremos ya para el año que viene.

Salud y montañas

José Luis Gracia Amigot


                                       

















Las fotos son de Ángel, Antonio, Maite y José Luis.

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