Casi 50 personas nos dimos cita para realizar la actividad, acompañados de monitores de los clubes (Atlético Sobrarbe y Nabaín)
Ruta corta pero con cierta exigencia, ya que hay que salvar 500 metros de desnivel en poca distancia
Una grata sorpresa para la mayoría de participantes que no conocían este bello rincón
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Junto a su belleza también pudimos intuir algunos de los efectos del cambio climático en estos frágiles ecosistemas acuáticos
Nada más pasar el túnel de Bielsa hacia Aragnouet, a la derecha de la carretera queda un pequeño circo glaciar colgado, que aloja en ibón de Catchet. El pico Garlitz (con casi 2800 metros) cierra este bello rincón por el Sur; y los cordales que de esa montaña se descuelgan hacia el Norte lo separán, por el Oeste, de la Neste de Saux (valle por donde baja la carretera) y, por el Este del valle de Moudang, con el pico Cuneille (que supera los 2.600) como cumbre principal.
Casi cincuenta integrantes del Club de Montaña Nabaín y del Club Atlético Sobrarbe realizamos este mes de agosto la ascensión que lleva a este lago con forma de corazón. Iniciamos la ruta en una soleada mañana, partiendo unos de la cabaña de pastores que hay algo más abajo del túnel (donde no cabían todos los coches que movilizamos para transportar a todo el grupo), y otros de la propia boca norte de aquel.
La primera parte del camino la realizamos entre pinos y después por terreno abierto, junto al barranco que baja del ibón. Formamos una larga fila “multicolor”, de gentes de todas las edades, vinculadas a muchas localidades de Sobrarbe (Boltaña, Aínsa, Margurgued, Los Molinos, Guaso, Escalona, Plan, Sieste y La Valle de Sieste,…) e incluso de otras comarcas (Campo, Benasque, Sabiñánigo…). Entre los participantes merece una mención especial Roc “o Ninón de Torrelisa”, que con sus 7 meses realizó la ruta a la espalda de Sandra, su madre.
Las grandes cumbres del macizo de Neouvielle y el Pic Long, por el Norte, y las de Tormoseta (Troumouse) y el resto del macizo de La Munia, al Oeste, formaron parte de las panorámicas que ofrecía de la ascensión.
Tras superar los 500 m de desnivel de la ruta, pudimos descansar, comer algo y disfrutar de la belleza de este lugar. Una parte del grupo subió al collado occidental del circo, para mejorar las vistas, y para apreciar el corazón que dibuja este ibón, de alrededor de una hectárea, situado a 2.225 metros.
Un lugar frágil, un clima que cambia
No todo fue belleza. Nos preocupó ver bastantes peces, de pequeño tamaño, muertos en el lago. Consultamos al área de Ecología del Campus de Huesca de Unizar, para aclarar las posibles causas, y si estas eran humanas, o si podíamos hacer algo para evitar que esto se produzca.
Cremas solares, replentes de insectos y otros contaminantes que podemos dejar los humanos al contacto con sus aguas parecía poco probable que produjesen un impacto tan evidente como ese (aunque tienen otros) por las cantidades que suponen, nos explicó Rocío López, experta en ecosistemas acuáticos del área de Ecología del Campus de Huesca de Unizar, a la que consultamos.
La investigadora oscense valoraba otras posibilidades. Una de ellas es que esta situación se haya producido por una combinación de las altas temperaturas de este verano, con una gran cantidad de materia orgánica -por excrementos del ganado,etc...-, que nutre algas, que incrementan su presencia y que pueden provocar falta de oxígeno nocturna en el agua; cambiando así las condiciones de permiten la vida de los peces.
Ya el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático, OPCC, de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, señalaba en sus análisis la alta sensibilidad de ibones y turberas ante el acelerado cambio que estamos viviendo. “Los principales impactos previstos en los lagos y turberas de alta montaña y sus cuencas de recepción están relacionados con la alteración de sus características físico-químicas y biológicas como respuesta a la variación de la disponibilidad hídrica y al aumento de las temperaturas”, dice. (El texto completo https://www.opcc-ctp.org/es/sector/ecosistemas-sensibles-alta-montana)
¿Qué podemos hacer nosotr@s?
Por supuesto, adaptar nuestras pautas vitales para que no contribuyan al cambio climático, y pedir a empresas e instituciones que también lo hagan. Y, más concretamente en los ibones, dada su fragilidad (y la vulnerabilidad de algunas de sus comunidades, como los anfibios), seguir las recomendaciones que hacen distintas instituciones para reducir nuestro impacto: no dejar residuos, por supuesto; evitar el baño; si llevamos perros, evitar que entren en el agua; no introducir otras plantas u otros animales en su hábitat,… Y seguir las pautas de vivac o acampada fijadas en cada sitio -en cualquier caso no pernoctar a menos de 100 metros de ibones o ríos, etc- (en Aragón puede ser útil esta información: https://montanaregulada.org/area/acampada-en-anayet)
Fotos de Petri, Manolo Hernández, Alberto, Juan,...
Textos: Alberto, Juan y Grupo de Medio Natural del Club de Montaña Nabaín