El montañismo también es una "Fiesta de la Convivencia"
A José Ramón Monclús, que amó tanto las montañas.
Vivimos entre montañas. En el corazón de los Pirineos. Desde siempre la montaña ha marcado la vida de nuestros antepasados, que durante generaciones han ido adaptándose a este medio difícil para poder vivir en él y de él: tallando las laderas para poder cultivarlas, transformando el paisaje para que las praderas alimentasen al ganado, protegiéndose con tejados de sus losas y con muros de sus piedras, calentándose con su madera o “trashumando” hacia los puertos cada verano. Y, también, entre otras muchas labores, tejiendo incansables una tupida red de caminos para hacer todo eso posible en una orografía complicada.
Hoy, en el siglo XXI, seguimos entre estas montañas. Y ellas siguen dándonos la vida, en viejas y nuevas tareas. Ya sea en esa ganadería o agricultura que mantenemos;o dándonos la oportunidad de recibir a visitantes de otras tierras que quieren disfrutar de las cumbres, de los ríos, de la naturaleza y de todo ese maravilloso patrimonio (natural y humano) que tenemos en nuestro entorno. Y no solo eso. La montaña -que quizá con su dureza contribuyó a llevarse en los años de la emigración a parte de los habitantes de Sobrarbe- ahora nos trae nuevos vecinos. La pasión por la montaña, el gusto por la naturaleza es una de las razones por las que han venido aquí muchas y muchos nuevos sobrarbenses. Y gracias a estos amigos que valles y cumbres han atraído se refuerza la vitalidad de estos pueblos, sus iniciativas, sus escuelas; se alimenta la sociabilidad que necesitan los jóvenes y el compartir que necesitamos los mayores.
Vivimos entre montañas. Y cada mañana al abrir la ventana nos encontramos con alguna de ellas: las Tres Sorores, la Peña Montañesa, Nabaín, La Cuasta, Crapamote, La Madalena… Y , a poco que nos movamos en cada horizonte aparecen muchas más. Nos rodean. Nos protegen. Son nuestra casa. Conocerlas y disfrutarlas es casi una obligación. Y sobre todo una oportunidad. Recorrerlas ofrece experiencias irrepetibles y muchos aprendizajes: de la naturaleza, de nuestra historia, de la belleza, de la amistad, del compañerismo, del esfuerzo, del compartir, de nosotros mismos,...
Boltaña, como cocapital de Sobrarbe lo es de un país de montañas. Y asumir esa responsabilidad, en hermandad con nuestros vecinos de los 17 municipios de la comarca, nos aportará sin duda muchos beneficios. Nuestras montañas son motivo de admiración, de sorpresa y de atracción para mucha gente. Ya solo las de nuestro término municipal -que roza el parque nacional por Moriello y el de Guara en Puymorcat, Miz, Torrolluala o Matidero- encierran grandes valores. Lugares emblemáticos como Nabaín, las cascadas y los estrechos del Río Sieste, Crapamote o la Virgen de la Sierra merecen, entre otros muchos, nuestra visita. Además atesoramos una notable red de senderos que nos legaron nuestros mayores. Cuidar, recuperar -cuando sea necesario- y poner en valor todo eso es nuestra responsabilidad, ante nosotros, ante nuestros visitantes y ante el mundo. Si además abrimos la mirada hacia las montañas de nuestra comarca, o a las de todo el Pirineo, los valores de todo ese patrimonio crecen imparables hacia el infinito.
Conscientes de todo ello, desde el Club de Montaña Nabaín tratamos de contribuir a hacer posible que nuestros jóvenes, nuestros vecinos, y cualquiera que lo desee pueda vivir todas esas experiencias y aprendizajes que nos ofrece, como un regalo, nuestro entorno. Y, junto al Ayuntamiento y a las asociaciones de Boltaña y de los demás pueblos del municipio, aspiramos a seguir creciendo como referente en el cuidado y el disfrute de la naturaleza y de la montaña, al igual que lo hemos venido siendo -desde hace décadas- en el impulso de la cultura.
Esperamos ir dando pasos. Pero antes disfrutaremos de nuestras fiestas. Contigo. Y después, si no quieres perderte lo que nos ofrece este territorio, te invitamos a unirte a nosotros y a nosotras.
¡Felices Fiestas de la Convivencia!
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