Este fin de semana, 30 compañeros
y amigos de los Clubs Nabaín y CAS, procedentes de diferentes puntos de la
geografía española: Asturias, Valencia, Zaragoza, Sobrarbe y Navarra, nos hemos
juntado para disfrutar de dos días de convivencia y senderismo por el Roncal.
El Roncal es el valle más
oriental del pirineo Navarro, y está compuesto por siete villas: Burgui (donde mantienen la
celebración de descender en almadía el río Esca), Garde, Isaba, Roncal
(donde se puede visitar el mausoleo del tenor Julián Gayarre), Urzainqui,
Uztárroz y Vidángoz.
Nos alojamos en el Hostal Txiki en
Isaba, el más grande de los siete. Un precioso pueblo cuidado y lleno de vida,
con grandes casas tradicionales plagadas de flores y estrechas callejuelas
empedradas.
El sábado nos levantamos mirando
al cielo, ya que las previsiones meteorológicas son muy variables, pero a pesar
de haber estado lloviendo por la noche, parece que de momento aguanta. No nos
lo pensamos mucho y salimos del pueblo en dirección norte, para llegar a la
Ermita de Arrako, donde aparcaremos los coches.
Comenzamos cruzando hasta en
cuatro ocasiones un crecido barranco de Lapatía, donde seguro que a más de uno
ya se le mojaron los calcetines. La ruta sube por un precioso hayedo lleno de
hongos, con una pendiente bastante exigente, pero el grupo coge un ritmo muy
bueno, marcado por Pepelu, y vamos subiendo casi sin darnos cuenta hasta el
collado de Lapatía.
Una vez allí, salimos del bosque
y empezamos a caminar por laderas herbosas, húmedas, llenas de helechos y en
las que nos encontramos algún champiñón gigante. No hay un camino definido,
pero vamos ganando altura, y vistas del valle rápidamente.
Paramos a almorzar tranquilamente
en una pradera con vistas al precioso Valle de Belagua, el único valle glaciar
de navarra, formado hace 65 millones de año por las lenguas de hielo del glaciar de Larra. Las
nubes vienen y van, pero la temperatura es super agradable, sin viento ni frío,
y en algunos momentos hasta tenemos que sacar las gafas de sol. Vaya suerte de
día!
Seguimos avanzando y ascendiendo algo
más contentos con la tripa llena. La mayor parte del grupo pasamos por debajo
del pico Keleta y la cresta que forma junto con Lakartxela, pero los 4 más
valientes suben a hacerla por la arista (con mucho cuidado, ya que hay bastante
piedra suelta).
Llegamos al collado y el cielo se
empieza a oscurecer, caen gotas, se mueve el viento… la mayor parte del grupo
se pone los chubasqueros y sigue hasta la cima de Lakartxela (1.979 m), pero
rápidamente deshacemos el camino y comenzamos a bajar.
El primer tramo es muy pendiente,
está mojado y resbala, pero con cuidado y algún que otro patinazo, vamos
bajando sin problemas hasta el collado de Gimbeleta.
A partir de aquí cogemos un tramo
del GR-12 que va al Refugio de Belagua, hasta el collado de Arrakogoiti. Un
poco antes de llegar paramos a comer y reponer fuerzas, con la tranquilidad de
saber que el peor tramo de descenso ya está hecho.
La senda desciende ahora de forma
mucho más suave, primero por prados abiertos, y luego por un precioso y joven
hayedo lleno de barranqueras de agua, hasta llegar de nuevo al parking de la
Ermita de Arrako, punto de partida de la ruta.
La alegría de llegar no es nada,
en comparación a la de ver a José Ramón y Margarita, esperándonos en los coches
para agasajarnos con su espectacular sidriña casera. Unos estiramientos en
grupo dirigidos por Miguel, y un poco de folclore “berreado” con cariño, ponen
el broche de oro a esta fantástica y embarrada jornada.
Este ha sido el plan que hemos
escogido los que nos hemos atrevido con los 1.300 metros de desnivel y casi 14
km de distancia de la ruta propuesta. Los 8 compañeros a los que les ha
parecido demasiado exigente esta altenativa, se han acercado con los coches al
aparcamiento del Rincón de Belagua, y han hecho una ruta circular de unos 6 km
por la zona de Mata de Haya, paseando como reyes por la alfombra roja de hojas
que el otoño ha dispuesto para ellos.
Después, se han acercado al
reformado Refugio de Belagua, donde han disfrutado de unos pintxos de txistorra
navarra con vistas al macizo kárstico de Larra, e incluso algunos se han
animado a hacer una segunda ruta por el sendero de Zemeto.
Ducha, pasein por el pueblo, y
cena en el Hostal, donde nos han tratado con una familiaridad de las que dan
gusto. Reparto de obsequios, brindis con patxarán, licor rumano y super cookies
de Mihaela, unos bailes y a dormir. ¿Dormir? No sin antes ser rondados por un
grupo de parranderos que no tuvieron suficiente con unos bailes en el Kartutxo,
y fueron puerta a puerta cantando clavelitos y despertando a más de uno.
A la mañana siguiente, nos
levantamos con calma y bastante sueño. Tras desayunar nos juntamos, esta vez
todo el grupo, para hacer una ruta circular que discurre en dirección noreste,
por un tramo del GR-11 hasta el precioso rincón donde se esconde la Cascada de
Belabarze.
Almorzamos un poco y cogemos la
senda de regreso al pueblo, que va paralela a la Carretera y al Río de Belagua,
donde se conservan dos pequeños puentes románicos.
Nos hemos tomado la mañana con
tanta calma que casi se nos echa el tiempo encima para llegar a Garde, donde
comemos antes de despedirnos para que cada uno emprenda el viaje de regreso.
Una vez más, nos vamos abrumados
con el cariño y la ilusión con la que vivís estas escapadas, aportando cada uno
lo mejor de vosotros para que todo salga rodado y el ambiente sea inmejorable.
Gracias por acompañarnos un año más. Y les mandamos un cariño especial a los
compañeros que suelen venir, pero por circunstancias no nos han podido
acompañar, aunque nos consta que les habría encantado. Os hemos echado de
menos.
Sandra y Dani
No hay comentarios:
Publicar un comentario