El Club de Montaña Nabaín organizó una salida deportiva y divulgativa sobre la geología de Sobrarbe, que contó como ponente con Ánchel Belmonte
La
sección de barranquismo del Club de Montaña Nabaín llevaba desde
hace un tiempo esperando poder hacer una salida muy especial. Se
trata de una salida geobarranquista que por varios motivos había
tenido que ser aplazada en un par de ocasiones y que por fin, se pudo
realizar este pasado domingo.Tuvimos el privilegio y el honor de
asistir a una masterclass de geología impartida por Anchel Belmonte,
maestro, doctor en geología y coordinador científico del Geoparque
Mundial de la Unesco Sobrarbe-Pirineos.
De la mano
del científico y divulgador los particuipantes tuvimos la
oportunidad de conocer un poco mejor estos espacios, comprender cómo
se forman y cómo se transforman. El barranco escogido para esta
lección de geología ha sido el barranco del Río, en Abizanda.
Iniciamos nuestro
particular viaje por el tiempo en la zona habilitada como
aparcamiento, donde dejamos nuestros vehículos y donde nuestro
maestro Anchel realizó una pequeña introducción de lo que unos
minutos más tarde pudimos observar en vivo y en directo, no sin
antes cuestionarnos el uso masivo que hacemos de estos espacios,
¿somos realmente merecedores de este privilegio?
Ánchel nos explica cómo se forman estos barrancos y sus
especiales características: el encajonamiento del agua y la fuerza
que ésta ejerce, las roturas en la rocas que pueden ir formando
distintos saltos o cómo se forman badinas y marmitas por la fuerza
de la llamada cavitación (la fuerza con la que las burbujas del agua
por su presión y su impacto son capaces de modificar la roca).
Agua y
roca, los componentes principales de este fantástico
proceso.
Después de
esta primera charla y una vez dentro del propio barranco por el que
se accede por una pista a cinco escasos minutos del aparcamiento,
pudimos apreciar y comprender, con las impagables explicaciones de
Ánchel, el comportamiento y la fuerza del agua y su poder para
diseñar y transformar los cañones, sus marcas por el desgaste y la
erosión o por la rotura de la roca, la formación de las marmitas,
los diferentes tipos de rocas, de dónde vienen y a dónde van en su
increíble viaje de millones de años.
Se trata éste,
de un barranco no muy largo, de unos ochocientos metros de longitud,
por el que no discurre habitualmente mucha agua, salvo en épocas de
lluvia. Un barranco humilde pero muy bonito y que según nos contaba Ánchel está catalogado por el geoparque, por sus características,
como muy de un alto interés geológico.
Tres tramos muy
diferenciados componen este bonito y accesible barranco, la
primera,un paso estrecho, con paredes casi paralelas que se abren a
pocos metros de altura y que con las amenas indicaciones de Ánchel
pudimos contemplar las diferentes marcas y grietas en sus paredes, el
rastro que durante miles de años deja el paso del agua sobre la
roca, los sedimentos que ésta va arrastrando.
El barranco se abre y encontramos una gran cavidad formada en la pared de margas que nos indica la fuerza que puede llegar a tener el agua y el desgaste que puede producir. Se pueden observar por la gran cantidad de rocas arrastradas (según las crecidas y el caudal), los caminos elegidos a través del paso del tiempo. Seguimos avanzando por un ancho desfiladero, viendo el monte y la vegetación que se nos abre al cielo y adivinando el estrecho paso que se nos avecina.
A continuación
llegamos a lo que podríamos decir que es la parte más angosta,
estrecha y bonita del barranco. Una gran roca suspendida en el aire
nos invita a pasar, no sin antes apreciar los restos de una gran
crecida varios metros por encima de nuestras cabezas.
Entramos en esta última parte donde varios destrepes nos indican el considerable descenso que nos introducen de lleno en una casi total oscuridad, vamos recorriendo el sinuoso y bonito barranco, con muy bellas formaciones rocosas y donde literalmente podemos ver manar agua de la roca. Salvamos un primer rápel de unos nueve metros, descendiendo cada vez más, resaltes y destrepes nos conducen por el barranco, pequeñas pozas nos ayudan a salvar los desniveles y tras los pasos más estrechos llegamos hasta el segundo y tercer rápel, estos ya un poco más pequeños. Unos metros más de angostas y bellas paredes de curiosas formaciones y salimos al final del barranco donde nos espera el pantano del Grado.
Un breve charla de
Ánchel donde nos explica el comportamiento de los ríos pone fin al
descenso. Y a continuación, como siempre toca regresar. Una, cómo
no, bien empinada cuesta inicia el camino de vuelta, algo durilla, de
unos quince o veinte minutos, pero que pronto y tras poder admirar el
bello paisaje del entorno del embalse, llegamos a un plano que nos
devuelve, durante otro cuarto de hora y a través de un bosque bajo
de boj, encinas y mucho romero y aliagas hasta a los coches.
Una bien merecida comida en Aínsa pone fin a esta salida, a esta fantástica clase de geología donde hemos aprendido de la mano de nuestro maestro y ya gran amigo Ánchel Belmonte, al que le damos muchísimo las gracias por enseñarnos a ver, por prestarnos como él nos dice esas “gafas de ver”, gafas para ver las cosas que antes no veíamos.
Gracias Ánchel por enseñarnos algo más sobre estas montañas, sobre estos ríos. Y de la vida de las rocas.
Una nueva salida geológica, en esta ocasión senderista, ha programado el Club Nabaín para este domingo, 6 de octubre. Será en el entorno de Mediano, y dentro del programa #BoletaNiauraleza que esta entidad sobrarbesa organiza con el Ayuntamiento de Boltaña y con el patrocinio de la DPH. La inscripción está abierta: https://www.clubnabain.es/2024/09/excursion-geologico-senderista-castillo.html
Enrique Caminos (Club de Montaña Nabaín)
Fotos: Carol Mys y Lorena Brusel
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