jueves, 24 de abril de 2025

Por el país de los "dineretes". Crónica de la salida familiar entre Buil y Camporrotuno

 Una veintena de niñ@s y mayores desafiaron la inestable previsión meteorológica para caminar sobre el lecho de un antiguo mar en un paisaje de sol y brumas, en esta salida del Club Nabaín

 

Este pasado domingo 20 de abril, la sección infantil del Club de Montaña Nabaín ha organizado una salida en Sobrarbe para que los más jóvenes del club disfruten del deporte y la naturaleza. Una docena de niños de entre 9 y 13 años y sus familias [hasta formar un grupo de veintitantas personas] son los que se han animado a hacer la excursión.

 Hacía falta un poco de ánimo extra, porque el tiempo no acababa de pintar bien. El fin de semana estaba siendo muy lluvioso y las predicciones no eran las mejores. No obstante, fuimos optimistas y confiamos en que las precipitaciones previstas cayeran después. Y así fue, porque justo cuando terminamos la excursión comenzó a llover. Pero fue justo después, así que no podíamos haber tenido más suerte.

La temperatura resultó ideal para caminar, el paisaje, con brumas y el camino, con algo de barro, así que nos tocó sortearlo en las zonas más húmedas. Concretamente en dos, cerca de la fuente de Buil y en la fuente de Linés. El resto del sendero se encontraba en buen estado. Dineretes [fósiles de nummulites] a nuestros pies fueron otra constante en el camino. Entre las nubes, a nuestra izquierda, se asomaba la Peña Montañesa con la nieve caída el día anterior. Más adelante, algunos campos de cereal, el pantano de Mediano y Coscojuela de Sobrarbe nos ofrecieron también unas vistas muy distinguidas. La pretensión con esta excursión era recorrer un antiguo camino de unión de dos pueblos, Buil y Camporretuno [como se denomina en Sobrarbe a Camporrotuno], que, aunque lejanos aparentemente, si nos guiamos por las distancias por carretera, bastante cercanos, si decidimos caminar. Como nos acompañaba Benito, [del grupo de Medio Natural del Club] unas explicaciones sobre naturaleza iban a ser un buen complemento.

El trayecto se podía haber hecho en cualquiera de los dos sentidos, pero al ir con niños y estar el tiempo inestable, decidimos hacerlo cuesta abajo. En total el desnivel positivo fue sólo de unos 75 metros, mientras que el negativo, de unos 380. Fue una mañana muy agradable en la que todos disfrutaron, si bien cada uno a su manera. Los más inquietos marcaban el paso, a tal velocidad, que no había quién les echara freno. Luego pensamos que una buena cuesta arriba hubiera sido la opción para estos pequeños montañeros. Así que la próxima será ascendente. Otros disfrutaron de un paseo más pausado y de las explicaciones de Benito, principalmente sobre anfibios y sobre algunas orquídeas que encontramos en diferentes puntos de la excursión.

Varias paradas en el camino reunieron al grupo. La de Linés fue con almuerzo. Allí observamos entre las ruinas las diferentes casas y sus curiosidades arquitectónicas. ¡Qué pena que sitios como este tuvieran que ser abandonados por los que los habitaron durante siglos y se hayan venido debajo de esta manera!

En cuanto a nuestra llegada a Camporretuno, habíamos sido previsores. Allí nos esperaban Tomás y Concha que tuvieron la amabilidad de recibirnos en el local social y cobijarnos de la lluvia. Todavía quedaba de hacer la combinación de coches y sabíamos que habría que esperar. Los niños terminaron de disfrutar en la plaza del pueblo, corriendo y jugando. Fue una buena mañana.

 

Alicia Marquina  













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