Este fin de semana tocaba aventura, y el destino elegido fue el barranco de Palomeras de Fornocal, en la localidad de Colungo, corazón de la Sierra de Guara. Una salida dinámica, con muy buen ambiente, en la que el compañerismo se respiró desde el primer momento hasta el último rápel.
La mañana arrancó con algún que otro olvido de material, de esos que ponen a prueba la capacidad de reacción del grupo. Pero como suele pasar cuando hay ganas y buen rollo, se solucionó rápido y sin dramas. Lo importante era disfrutar, y eso lo teníamos claro todas y todos desde el minuto uno.
El barranco, como siempre, no defraudó. Palomeras de Fornocal es de esos lugares que te atrapan por lo estético. Sus estrecheces juegan con la luz de una forma mágica, creando contrastes que invitan a parar y mirar. Rincones donde el sol se cuela tímidamente entre las paredes, dibujando reflejos sobre la roca húmeda y haciendo que cada paso sea casi fotogénico.
El agua, escasa pero presente, añadió ese toque refrescante que tanto se agradece cuando el calor empieza a apretar. Y aunque el caudal no era alto, la emoción estuvo asegurada con algún destrepe juguetón y varios pasajes técnicos que animaron la jornada.
Pero si algo marcó esta salida fue el ambiente del grupo. Ayuda, risas, apoyo en los pasos más delicados y esa sensación de estar compartiendo algo más que una actividad: una experiencia. Al final, lo que queda no es solo el recuerdo del barranco, sino de la gente con la que lo compartes.
Una jornada redonda en todos los sentidos. Gracias a quienes la hicisteis posible. Ya estamos deseando que llegue la próxima.
Belén Lozano
Las fotos son de Patri, Mauri y Jano
As Palomeras d'o Forno Cal
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