martes, 30 de septiembre de 2025

Belleza interior: salida espeleológica a la cueva de Esjamundo (Crónica)

 

Este pasado domingo 28, tuvo lugar una muy esperada salida. Una salida que desde que hace unos meses, cuando se organizó el Curso de Iniciación a la Espeleología organizado por el Club de Montaña Nabaín y la Federación Aragonesa de Espeleología, quedó pendiente por complicaciones meteorológicas. Y que ahora se ha fusionado con una de las salidas promocionales de este deporte que queríamos agendar desde hace algún tiempo

 

Ayer se pudo completar la formación, con la salida a la cueva de Esjamundo, que forma parte del Sistema Lecherines, en Villanúa. Después de salir de Boltaña, nos reunimos sobre las nueve, de una algo nublada pero agradable mañana, un grupo de unos quince participantes del club y seis miembros de la federación. Tras unas rápidas presentaciones nos dispusimos a equiparnos con todo el material necesario.

Se crearon dos grupos, uno con los que realizamos la primera parte del curso y otro con los que no, y que debido al atractivo de la actividad ha crecido notablemente. Mientras el primer grupo salía hacia la cueva, apenas quince minutos de aproximación, el segundo quedó repasando un poco las técnicas imprescindibles para la progresión en cuevas.

Ya en el interior, iniciamos una bonita marcha. En esta ocasión, la cueva bastante seca, ya que lo normal es encontrarse con apreciable cantidad de agua. Estrechos pasos, estalactitas y estalagmitas, banderas, gours, columnas y otras muchas curiosas formaciones nos acompañarán durante todo el recorrido.

Llegan los pasos más complicados, entre ellos una ascensión de unos siete metros. Luego vendrán el primer descenso, de unos cinco o seis metros y una badina en forma de L, con algo de agua, no muy difícil y que salvamos mediante un pasamanos para no mojarnos. Seguidamente llega un remonte de unos diez u once metros más exigente traspasando una zona muy bonita con múltiples formaciones. A continuación se debe descenderse un pozo de unos dieciocho metros que acaba en un sifón, en esta ocasión completamente seco, por el cual nos colamos, saliendo a otra amplia galería, que tras unos metros finaliza en un pasamanos sobre un desfondado que llegaría al sifón terminal de Esjamundo.

Y ahora toca volver... deshacer el camino. Volver a colarnos por el sifón y proceder a ascender, no con poco esfuerzo, el fraccionado pozo. Rapelar la primera pared y volver por la badina. Ahora con la medida cogida resulta menos complicado. Arrastrándonos, de rodillas, de cuclillas, dobladas las espaldas, alcanzamos a discernir la luz natural que nos espera a ya pocos metros, llegando de nuevo la salida de la cueva.

Han sido unas siete horas en su interior. Intensas pero fructíferas horas que nos han enseñado otra de las maravillas existentes de este planeta, las cuevas. Sudorosos, embarrados y muy cansados, pero completamente satisfechos, llegamos al aparcamiento donde nos cambiamos. Y para celebrar y clausurar la jornada, que mejor que celebrarlo con una apetitosa y fría cerveza. Charlando, contando y escuchando variadas anécdotas y vivencias llega la hora de volver a casa. Nos despedimos de los participantes y especialmente de nuestros amigos de la Federación, agradeciéndoles la experiencia, y esperando con ganas, la próxima salida, que tal como parece y dada la participación e interés, puede tener continuidad para seguir construyendo esta nueva sección en el Club Nabaín.


Enrique Caminos (Club de Montaña Nabaín)











Fotos de Elena, Arán, Dani y Patri

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